El retrato
Le
gustaba todo de ella: sus labios rojos y carnosos, sus dientes harmoniosos, su
nariz pequeña y redondeada, sus pestañas larguísimas, las cuatro pecas de las
mejillas e incluso aquella verruga diminuta que tenía al lado de la oreja
derecha. Pero lo que de verdad le enloquecía eran aquellos ojos, que parecían
faros, porque lo iluminaban todo. Lástima que se fue. Lo recuerda
perfectamente: se marchó con un par de maletas un día de sol de otoño. Nunca
más volvió. Estaba convencido que ya no lo haría. Desde entonces se tenía que
conformar con su retrato.
Finalista del 2n Concurs de Microrelats Sol de Otoño (4 de gener del 2017).